Escribir este libro me ha permitido develar asuntos que no se conversan en la Economía.
El sentir y las relaciones humanas son constitutivas de los productos y servicios que los mercados ofrecen y yo empresario soy parte de eso.
Somos procesos relacionales, fenómenos económicos esenciales para construir (países) sociedades más justas. Los Empleos necesitan tener definitivamente sentido para todos.
Esto no está sucediendo ni aquí ni en el primer mundo. Aún así, seguimos produciendo empleos, los certificamos, los integramos a una visión rentable, incluso altruista. Entonces ¿por qué no funciona?
¿Estamos dispuestos a ser brutalmente honestos con nuestras buenas intenciones economicistas; sus efectos sociales?
Tal vez el sentido laboral no se construye con liderazgo y certificaciones.
CUESTIONES DEL LIBRO
PREFACIO
No sé cómo empezar a contar esto, tal vez, reconociendo lo difícil que fue para mí conversar sobre determinados asuntos. Existen muchos tabúes sociales, en lo económico y en las empresas. ¿Cuántas horas de trabajo por día son justas? ¿Cómo saber si mis ingresos se ajustan a mis esfuerzos? ¿Por qué mi jefa no valora lo mío, pero lo de ella sí? ¿Por qué ya me insinuaron dos veces negociar mi antigüedad?
¿EXISTE UNA SOLA VERDAD?
¿Cuál es la verdad de un Delivery? ¿Y si la suya no es la misma que la mía? Qué hacemos, ¿vale la de él o la mía? Conversando con decenas de trabajadores, descubrí la importancia que tiene conversar asuntos que la Economía hasta hoy niega. Había sido no todo lo que yo prometía era bueno para mis equipos de trabajo.
DESARROLLOS QUE NO SUCEDEN
Hace tiempo nos prometen progreso, pero no llega de manera equitativa. Siendo empresario, las reglas del Desarrollo no me quedan claras. Además quiero preguntarme de nuevo sobre lo que ya me respondieron durante años con teorías, métodos y estándares traídos de lejos. Latinoamérica no tiene Desarrollo y sospecho que nosotros, Sector Privado, tenemos algo que ver en eso.